miércoles, 18 de junio de 2014

Pepito grillo.

Pepito grillo. Supongo que todos sabes quien es, ¿os acordáis de Pinocho? ¿El muñeco de madera que se convirtió en niño? Bueno, pues Pepito grillo siempre le advertía, le aconsejaba, como sí fuera una madre para el. Pues ese Pepito grillo también lo tenemos nosotros. Parece raro, ¿verdad?
Muchas veces hemos tenido esa sensación de no estar satisfechos con nosotros mismos, esa sensación de no hacer las cosas bien, de no estar completa y que de repente oigas una vocecilla, que te dice, recuerda y afirma que eres lo mejor, que aunque te parezca que lo haces mal, lo haces bien. No hay que complacer a los demás sino a ti mismo. Es cierto que ser egoísta es malo, pero hay veces que sí no piensas en ti, el mundo se te cae encima; por eso hay que hacer caso a ese Pepito grillo, a ese amigo fiel que se encuentra en tu cabecita. Es tu yo interior. Pero claro, el gran problema es que sí no le haces caso, acabas como en el final de la película de Pinocho. Fumando, drogado y siendo un burro.

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